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viernes, 20 de enero de 2017

‘La mujer de blanco’ custodia la Barranca de Amanalco



Era un día más de trabajo, un jueves por la noche y Mauricio, el vigilante, como todos los días comenzó a hacer su recorrido por la Barranca de Amanalco ubicada en el municipio de Cuernavaca, acompañado únicamente por el viento, los suspiros de los árboles, el olor de las flores y plantas y el sonido del río. No había nadie más, de eso estaba seguro. 
Bajó las escaleras y con su lampara se percató de que ningún individuo se escondiera entre tan basta naturaleza y efectivamente no había nadie. Continúo revisando hasta debajo de las piedras y sólo aparecían ardillas e incluso un búho.
Después de recorrer la barranca, se sentó en una banca que estaba debajo de un árbol y cerró los ojos un poco para aminorar el sueño. De pronto, un lamento llamó su atención, al parecer era de una mujer. 
¡Pensé que había revisado bien! – pensó. 
Se aproximó al lugar donde escuchó el ruido y vio que una mujer vestida de blanco lloraba desconsoladamente en el río. 
¡Señorita, tranquila voy a ir a ayudarla!- gritó. 
Al tratar de aproximarse, la silueta se desvaneció con el viento, quedando un silbido que desaparecía lentamente. 
 Cuando entró a laborar a este lugar le advirtieron infinitas veces sobre la energía negativa que se sentía al anochecer pero Mauricio era valiente y sabía que si se trataba de un alma en pena, sólo habría que acostumbrarse a los lamentos y figuras translúcidas de la luz, no había por qué preocuparse, hasta ese día. 
La piel se le hizo de gallina, aunque era valiente no pudo evitar sentir miedo. Tomó su lampara y se fue al cuarto de vigilancia…
Así como esta leyenda, varias historias rondan entre la Barranca de Amanalco, un sitio que ha llamado la atención de investigadores, científicos, turistas y a los que les gustan los sucesos paranormales. 
El anterior relato fue inspirado en la historia de una mujer quien, antes de su boda, resbaló cerca de la cascada y perdió la vida; su cuerpo quedó entre las piedras y desde ese entonces se escuchan sus lamentos. 
Asimismo, se dice que durante la época de la Conquista, la barranca fue utilizada como defensa natural de los tlahuicas contra los españoles de Hernán Cortés, quien finalmente logró atravesarla por el vado de lo que ahora es el Puente del Diablo; aunque el grueso de su tropas la cruzaron a la altura del puente de Amanalco, al derribar un gran árbol y utilizarlo como vía de enlace.
Testimonios de guardias y policías encargados de custodiarla, revelan que cuando cae la noche sonidos misteriosos y apariciones en diferentes puntos de la zona ecológica se hacen presentes, escuchado los lamentos de La Llorona, además de haber visto personas caminando por la noche que desaparecen en el agua.
Muchos cuentan además que en este lugar hubo varios suicidios, por lo que son varias almas en pena las que custodian la barranca.
Cada año en los días de Todos Santos, la barranca de Amanalco es utilizada para dar un recorrido de terror, en el cual personajes como fantasmas e incluso demonios se encargan de asustar a quienes se atreven a realizar este paseo tenebroso.

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